jueves, 13 de enero de 2011

Ecomomia

Los sufrimientos del neoliberalismo europeo



El viejo continente esta padeciendo las consecuencias de las políticas neoliberales y de libre comercio que con tanta fuerza impusieron a esos pueblos durante las últimas décadas los gobiernos europeos y las organizaciones internacionales financieras.
La constante propaganda en los medios de comunicación dominados por el gran capital y la anuencia de los gobernantes, a favor de la implementación de esas medidas han provocado desalentadores consecuencias: privatización indiscriminada de las economías, incluyendo los servicios públicos; exhortación al consumismo con el consecuente endeudamiento del Estado y de sus pobladores; neutralización y debilitamiento de los sindicatos; aumento de la inequidad entre ricos y pobres, entre otras.
El sismo económico en la Unión Europeo (integrada por 27 naciones) se inició en Grecia y se ha ido extendiendo por otros países.
Con la posibilidad de obtener abundantes créditos, Grecia gastó mucho más de sus posibilidades e ingresos obtenidos lo que le provocó un déficit fiscal de 13,6 % y una deuda pública del 115,1 % de su Producto Interno Bruto (PIB). Otros países de la UE presentan los mismos males pero el Estado helénico era el más pobre y débil de todos.
Eufóricos por entrar de lleno en el terreno europeo estaban por una parte, el Fondo Monetario Internacional (FMI), desprestigiado en los últimos años por sus políticas financieras contra las naciones del Tercer Mundo, y por otra, Estados Unidos que deseaba debilitar la fuerza económica que venía tomando esa Unión con un PIB conjunto de 14 510 miles de millones de dólares, por encima del 14 260 PIB del gigante norteamericano.
Además, a Washington también le alarmaba que el euro continuara su camino ascendente mientras el dólar se debilitaba cada día frente a esa y otras monedas internacionales.
Los integrantes de la zona euro (16) destinaron después de grandes discusiones un salvataje multimillonario para solucionar el “pago de las deudas” griegas. Es decir, los 110.000 millones de euros que se le entregarán en los próximos tres años, (30 000 provendrán del Fondo) servirán para beneficiar a bancos y compañías acreedoras mientras se impone como condición un profundo plan de ajuste económico y social.
Este año llegarán a sus arcas 45 000 millones y a cambio tendrá que cumplir con el plan de austeridad impuesto por el Unión Europea (UE) y el FMI con fuertes recortes de sueldos y pensiones, elevación de la carga impositiva a los productos, disminuciones sustanciales a los gastos públicos en una nación donde una de cada cinco personas viven por debajo del nivel de pobreza.
Pero como dice el viejo adagio “cuando veas las bardas de tu vecino arder, pon las tuyas en remojo”, las medidas de austeridad no se ha quedado varadas solo en Grecia sino que otros países de la UE han seguido el mismo derrotero. España continuó los pasos y el gobierno del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) impuso el mayor recorte del gasto social de su historia que provocará una fuerte pérdida de poder adquisitivo para los pensionistas, los funcionarios y el pueblo en general.
Con la intención de reducir el déficit fiscal del actual 11,2% hasta cerca del 5 % en años venideros, se rebajarán y congelarán salarios públicos, eliminarán empleos, se anulan cheques para padres con hijos recién nacidos y las ayudas a países en desarrollo, entre otras.
Italia se agregó al grupo y el gobierno del millonario Silvio Berlusconi acordó recortes presupuestarios en salarios, disminución de contrataciones en fábricas, oficinas, retrasos en la edad de jubilación y cortes de fondos públicos.
Entre estos últimos se prevén afectaciones a todos los sistemas hospitalarios, escuelas y mantenimiento a vías férreas y carreteras.
En el Reino Unido, el nuevo gobierno de coalición de conservadores y liberales demócratas impuso un ajuste de 7 260 euros para comenzar a bajar el déficit presupuestario que alcanza 181 000 millones de euros.
Los ministerios que más restricciones sufrirán son el de Transporte, 793 millones de euros; Educación, 778 millones; Trabajo y Pensiones, 621; Comunidades y Gobiernos locales, 405 millones. Asimismo, el Departamento de Innovación de Negocios, perderá 970 millones de euros.
A medida que la desocupación, el deterioro del salario y el desplome del poder adquisitivo se hagan sentir por toda Europa, (los ajustes también se harán en Portugal, Bulgaria, Rumania, Irlanda) las protestas subirán pues los abultados empréstitos beneficiarán a los responsables de la crisis financiera (bancarios y empresarios) en detrimento de los sectores más desposeídos.
Situación similar ocurrió en los peores años de imposiciones neoliberales en América Latina que ocasionaron profundas crisis y elevaron la pobreza de sus pobladores.
Las oleadas de imposiciones neoliberales están llegando como sunamis al viejo continente. Veremos cómo saldrá la Unión Europea de los rollos que ella ayudó a crear, junto con Washington, el FMI y el Banco Mundial. 


Uribe enalteció a los ricos, hundió a los pobres



El presidente Álvaro Uribe Vélez, quien llegó al poder en 2002, impulsó vertiginosamente las privatizaciones, trabajó por el bienestar de la minoría rica colombiana y a su partida dejará un país plagado de pobres y hambrientos sin acceso a los servicios elementales de salud, agua, educación y vivienda.
El pasado 30 de mayo, luego de no lograr que el Congreso aprobara una tercera reelección, los dos principales candidatos con mayores posibilidades obtuvieron los votos necesarios para pasar a la segunda vuelta electora y tratar de sustituirlo, el ultraconservador del partido oficialista, Juan Manuel Santos, y el representante del Partido Verde, Antanas Mockus.
Hace solo ocho meses el periódico El Tiempo, de Bogotá, afirmaba en un artículo: "Hay demasiada hambre en la Colombia del libre comercio. Constituyen legiones los que todas las noches se acuestan con dolor de estómago no porque comieron mucho, sino porque no comieron nada. Son miríadas los que amanecen sin saber dónde está su desayuno o si lo conocen, también saben que será miserable".
Los ejemplos expuestos refuerzan esa realidad: “En las tiendas de los barrios donde viven los pobres ofrecen arroz por tazas, aceite por cucharadas. Es común que tras una recolecta familiar el almuerzo que compran, por así llamarlo, se reduzca a un huevo, una taza de arroz, una cucharada de aceite y un pedazo de panetela; la receta de infinidad de madres a los hijos que sufren dolores no pasa de unas yerbas y un 'aguante, mijo'”.
Oficialmente el gobierno reconoce que existen 20,5 millones de pobres y ocho millones de indigentes entre los 44,5 millones de habitantes en el país, mientras que organizaciones no gubernamentales como el SISBEN indican que la cifra se eleva a más de 30 millones.
A esa dramática situación que padece la mayoría de los colombianos hay que sumarles otras que van unidas al no tener acceso a la salud, la educación, servicios públicos y viviendas tras la ola de privatizaciones llevadas a cabo en los últimos ocho años de presidencia uribeísta.
La distribución de las riquezas en esa nación andina se agravó en este periodo pese a que Colombia tuvo el mayor crecimiento de la economía, con un promedio de 6 % anual que cayó a mediados de 2009 debido a la crisis mundial.
La política neoliberal llevada adelante por Uribe ha influido en que el ingreso de 10 % de la población más rica resulte 40 veces mayor que la del conjunto de los pobres. A esto se suman los desplazamientos obligados de personas efectuados por el ejército en las zonas de conflicto armado y sin otro destino que irse hacia las ciudades para sobrevivir.
El presidente de la Conferencia Episcopal, Monseñor Luis Augusto Castro, al pedirle al gobierno que busque soluciones viables a la grave situación, señaló: “se trata de un cáncer que es la exclusión en términos de pobreza, personas que escasamente tienen un dólar diario para vivir y otras que tienen menos de uno, con más de 1 500 000 niños en estado de desnutrición”.
El régimen saliente, a la par que cedió parte de la soberanía del país a Estados Unidos al posibilitarle la instalación de numerosas bases militares en su territorio, las cuales amenazan la estabilidad de varios Estados de la región, también entregó en bandeja de plata las principales industrias y empresas al capital foráneo y los magnates nacionales.
En un esfuerzo sin par para que el Congreso estadounidense aprobara el Tratado de Libre Comercio (TLC) con su país, Colombia abrió hasta el infinito las llaves de las privatizaciones, que alcanzan a todos los sectores de las finanzas, comercio, industria y servicios. Pero ese esfuerzo aún no ha dado resultado y Uribe se irá del poder sin ver su sueño realizado de imponer el TLC.
En un abrir y cerrar de ojos, el Estado vendió 12,4 % de las acciones que controlaba en el Banco Popular y la estadounidense General Electric adquirió un paquete de acciones del Banco Colpatria.
El Estado concluyó la venta de las empresas de electrificación de Cundinamarca, Boyacán (Ebsa), Pereira, Santander, Norte de Santander, Meta y Termocandelaria.
La General Electric también construye una planta para la fabricación de químicos de purificación de aguas y compró una empresa dedicada a esa actividad industrial. En la ampliación de la refinería de Cartagena para elevar el procesamiento de crudo de 75 000 a 150 000 barriles diarios han invertido la transnacional Glencore junto con Ecopretrol.
La energía en el Caribe colombiano la comercializa la Unión FENOSA mediante las empresas Electrocosta y Electricaribe, y el agua en Cartagena la distribuye y cobra los servicios, Aguas de Barcelona, por medio de la filial Aguas de Cartagena. La Munich Re controla casi todas las acciones de Inversura, un holding de salud, riesgos profesionales y seguros.
El estatal Instituto de Fomento Industrial (IFI) se deshizo de la parte que poseía en la Comercializadora Internacional Promotora Bananera y de 3 % que tenía en Devinorte, las cuales han pasado a las transnacionales Cargill, Masisa (madera) y Mapfre Seguros.
Como era lógico, la industria del ocio no se podía quedar atrás en este festín de privatizaciones, y las cadenas Hyatt, Milton, NH, Marrito, Honesta y Fronpeca invierten millones en construcciones y condominios, a la par que compañías estadounidenses y europeas lo hacen en el sector de la aviación para ampliar las frecuencias de destinos a Bogotá, Cali, Medellín y Cartagena.
Los gastos militares han subido en espiral y ya alcanzan 14 % del presupuesto nacional y triplican los destinados a la salud y la educación.
Uribe finalmente se va, aunque mantiene fuertes lazos dentro del estatus de poder. Deja un país con grandes contrastes y diferencias sociales, donde las transnacionales y el gobierno de Estados Unidos con sus bases militares ejercen un gran control.
La población colombiana no piensa que su situación cambiará mucho con la llegada del nuevo mandatario y para la mayoría, como canta Julio Iglesias, la vida seguirá igual.

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